Este libro propone una lectura de la ciudadanía en el Perú del siglo XIX. Una ciudadanía que, lejos del anhelado ideal republicano de la igualdad ante la ley, bien pronto sería acomodada a la estructura y mentalidad corporativa del país, a la debilidad del Estado y sus élites así como a los intereses caudillistas. De allí el término “ciudadanía corporativa” que emplea Alicia del Águila para denominar las regulaciones sobre el derecho al sufragio que, entre 1834 y 1896, con intermitencias, rigieron en el Perú. Es decir requisitos alternativos (por ejemplo, 4 en las Constituciones de 1856 y 1860) que permitían el acceso al sufragio a sujetos que cumplían diferentes condiciones. Así, si bien buscaban restringir, también procuraban incorporar una pluralidad de grupos o "cuerpos sociales". Entre ellos, para la autora, tuvieron un peso especial las comunidades indígenas. Esa suerte de "equilibrio" corporativo" no se quebraría sino a partir de los cambios generados en la segunda mitad del siglo. En efecto, a mediados del siglo XIX, la ciudadanía corporativa adquirió un sesgo más restringido; en las décadas siguientes, maduraría una alternativa a aquella: la restricción a todos los analfabetos (ciudadanía capacitaría). Con la reforma de 1896, las grandes mayorías analfabetas quedaron marginadas del ejercicio electoral. La presente investigación intenta establecer un diálogo entre los discursos (incluyendo las constituciones, leyes y los debates parlamentarios) y los procesos económicos, sociales y políticos, como una entrada que permita comprender la complejidad de la realidad política del Perú y la debilidad de su sistema político, cuyas causas exceden largamente la influencia del militarismo en nuestra historia.